El método de tratamiento de la cirrosis hepática depende de la causa de la enfermedad y de la gravedad de la afección del paciente. Los médicos suelen utilizar una combinación de diferentes tratamientos, incluidos los agentes farmacológicos y los cambios en el estilo de vida. Y aunque se cree que no existe una cura efectiva para la cirrosis hepática, existen muchas formas, tanto convencionales como no convencionales, que ayudan a controlar los síntomas de la enfermedad.
El abuso del alcohol y la dieta poco saludable son factores básicos que aumentan el riesgo de cirrosis hepática.
Tratamiento convencional de la cirrosis hepática y la hepatitis.
- Medicamentos esteroides y antivirus.
- Agentes farmacológicos que reducen el edema.
- Laxantes.
- Terapia cognitiva conductual
- Renunciar al alcohol y las drogas.
- Introducción de productos poco procesados a la dieta, reducción de la ingesta de sal.
- Control de peso.
- Controlando el nivel de colesterol.
- En casos severos, la única opción es el trasplante de hígado.
Tratamiento natural de la cirrosis hepática y la hepatitis.
El tratamiento natural de las enfermedades hepáticas se centra en las medidas preventivas que apoyan el funcionamiento del hígado y evitan la sobrecarga de este importante órgano. Los pasos básicos en esta dirección son la desintoxicación regular del hígado, el uso de una dieta antiinflamatoria basada en alimentos orgánicos y el abandono del alcohol y fumar cigarrillos. Según las estadísticas, el consumo excesivo de alcohol es el factor básico que causa la enfermedad del hígado graso, y un riesgo aún mayor es la combinación de alcohol con cigarrillos y una dieta deficiente y el abuso de agentes farmacológicos.
La obesidad es el segundo riesgo más alto después del alcohol. La obesidad a largo plazo puede provocar una enfermedad del hígado graso no alcohólica y aumentar el riesgo de otros problemas hepáticos. El hígado graso causa cambios dañinos en el metabolismo de la glucosa, ácidos grasos y lipoproteínas, además de inflamación sistémica, resistencia a la insulina, dislipidemia y enfermedades cardiovasculares. Para eliminar los altos niveles de triglicéridos, elimine los productos de la industria alimentaria de la dieta y céntrese en una dieta adecuadamente equilibrada.
La tercera amenaza para el hígado es el abuso de agentes farmacológicos. Todos los agentes farmacológicos deben ser procesados por el hígado y, de acuerdo con las estadísticas, usamos muchos de ellos: pastillas para el dolor de cabeza, medicamentos hormonales, anticonceptivos y antibióticos. Familiarícese con los efectos secundarios de todos los medicamentos que toma. Si es posible, deseche los polvos y tabletas sintéticos y reemplácelos con remedios naturales, naturalmente bajo la supervisión de un médico.
Otra cosa son las infecciones y los virus que pueden dañar el hígado. La causa de la hepatitis viral A, B y C son los virus. Se considera que la mejor protección en este caso es la vacunación protectora. Sin embargo, en este momento no existe una vacuna contra la hepatitis C. Debido a que el virus se transmite a través de la sangre, la forma más efectiva de prevenirlo es prevenir la infección al no compartir el cuidado personal y tener relaciones sexuales de manera segura.
Existen hierbas y especias naturales para ayudar al hígado (p. Ej., Cúrcuma, jengibre, probióticos, cardo mariano), que estimulan la producción de bilis y mejoran el funcionamiento del tracto digestivo. Los probióticos (por ejemplo, DIGESTIVE+++) son eficaces para el hígado, ya que la microflora intestinal juega un papel importante en el proceso de desintoxicación. Particularmente beneficiosos para el hígado son, entre otros, potasio, vitamina C, vitamina A y vitamina B6. El potasio reduce la presión arterial sistólica, reduce el colesterol y reduce los niveles de triglicéridos. La investigación también indica la alta eficacia de los suplementos dietéticos que contienen un complejo de aminoácidos y sustancias proteínicas que estimulan la regeneración intensiva a nivel celular (por ejemplo, LAMININE).